domingo, 29 de septiembre de 2013

El nuevo puerto versus la naturaleza y la cultura locales

La obra de ampliación del puerto La Plata, en la costa de la provincia de Buenos Aires, Argentina, está modificando drásticamente las condiciones de vida de los habitantes de la isla Paulino, en Berisso. Organizados en asambleas, tanto isleños como ribereños dan varias batallas a la vez: a la obra que está cambiando el medio ambiente de la isla, a la falta de información y a la indiferencia de muchos de sus vecinos.

Foto: Facebook Marcos Marini
La terminal de contenedores cuya construcción puso en marcha el gobierno provincial se anuncia como un símbolo de progreso: no lo es tanto para el medio ambiente y los habitantes de la isla Paulino, que exigen que este avance sea, al menos, controlado desde lo ecológico.

Las obras comprenden más de 600 metros lineales de muelle, 250 mil metros cuadrados de playas para la operación con contenedores, caminos internos y de acceso a la terminal, más de 45 mil metros cuadrados de edificios, equipamiento, sistemas informáticos, y la ampliación y profundización del canal de acceso al Puerto La Plata de 28 a 34 pies, para que puedan ingresar buques de gran calado. Además, implica el corte de las cabeceras de las islas Paulino y Santiago. Estas obras son avaladas por el Consorcio de Gestión del Puerto La Plata, entidad compuesta por nueve miembros que representan al Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, a los Municipios de Ensenada, Berisso y La Plata, y a los sectores empresariales y sindicales.

La empresa TecPlata S.A tiene a su cargo los trabajos. Está conformada por la argentina Loginter, de Ricardo Román, y la filipina International Container Terminal Services Inc. (Ictsi), que posee el 75% de las acciones. En 2008, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, le entregó la concesión por decreto para la construcción de la terminal de contenedores, por un período de treinta años, con la posibilidad de extender este plazo otros treinta años. Esta obra ya está finalizada, y se ubica en la cabecera del Río Santiago, del lado de Berisso. Esperan inaugurarla antes de octubre de este año, según declaraciones recientes de Scioli, y demostrar de esta manera previo a las elecciones la conclusión de una obra que disputa un negocio millonario a la ciudad de Buenos Aires.

El dragado deposita metales pesados e hidrocarburos en la supeficie.
Entidades ambientalistas y profesionales en ecología y medio ambiente denuncian que las obras de dragado generan un “barro” que es arrojado en la zona de la isla Paulino y que contiene metales pesados e hidrocarburos. Afirman también que el desmonte abarca varias hectáreas; según distintas fuentes, rondarían entre las cincuenta y las cien. La zona donde se arroja el refulado tiene hoy más de cuatro metros de altura. Esto afecta el comportamiento del humedal, ya que son tierras que necesitan de la inundación para seguir vivas. Este bioma tiene además la característica de ser un sistema, en el que una parte afectada compromete al todo.

Isleños y defensores del medio ambiente señalan también el hecho grave que implica el incumplimiento por parte de la empresa, con el aval del gobierno provincial, de las leyes que declaran a la zona como paisaje protegido: desde las normas provinciales hasta convenciones internacionales para la protección de los humedales, fundamentales para el equilibrio ecológico.

Aunque no todos salgan a denunciarlo, los habitantes de la isla son los primeros damnificados por el daño medioambiental que genera la obra. En especial, los productores familiares, los viñateros, y los lugareños que realizan actividades turísticas como la explotación de parajes de descanso, paseos en canoa y la observación de aves.

Pero el daño podría ser más extenso. “El área afectada por la dispersión de sedimentos contaminados abarca la totalidad del Río Santiago, los canales interiores de las islas, el canal de acceso al Puerto; posiblemente migre por la boca del canal hacia el Río de La Plata, con una ‘pluma de contaminación’ que discurre por el borde costero de la Isla Paulino a lo largo de unos 5 a 7 km”, explica Marcelo Somenson, licenciado en Ecología y especialista en Evaluación Ambiental. Esto, indica el profesional, es lo que se observa en el terreno y a través de imágenes satelitales. “No puedo descartar una contaminación química más extensa”, agrega Somenson, y explica que la migración de aves y de peces intoxicados “puede ampliar esta área a decenas o centenas de kilómetros aguas arriba o abajo de las obras”.


La vida en la isla


La población actual de la isla Paulino se cuenta en decenas. Sin embargo, la importancia de las familias asentadas en el lugar va más allá de la simple ocupación del territorio. Son micro productores fuertemente adaptados a los ritmos y a las características del monte, el humedal y el río; son fabricantes de miel, de vino de la costa, de licores de frutas, de artesanías de mimbre y de junco; son pescadores artesanales; son cazadores; son productores de madera. Marcelo Somenson sostiene que estas actividades, “además de tener un valor económico para las familias involucradas, tienen un valor como patrimonio cultural local. Son recuerdo de décadas pasadas donde colonos italianos, entre otros, producían, en forma ambientalmente sustentable, una gran cantidad de productos que abastecían a una importante parte del mercado del Gran La Plata”.

El monte es una reserva de biodiversidad (foto 2009)
Marcos Marini es productor isleño y participa en la Asamblea Salvemos al Monte. “El tema de laburar en el monte es súper complicado. No es que uno lo hace porque se va a llenar de plata. Es más que nada por algo cultural, que uno tiene y que quiere, llamálo nostalgia, llamálo como sea”. Ninguno es millonario, ironiza Marini: “A veces gastás mucha plata en hacer nada. Estás contra la corriente. Yo para ir a trabajar a mi terreno tengo dos horas de ida y dos de vuelta. Más el viaje en lancha, más el esfuerzo de acarrear toda la maquinaria. Y llegar y ver que creció una ciruela, es eso: ves que creció una ciruela”. 

Los primeros habitantes de la isla fueron los obreros que participaron de la construcción del canal de acceso al Puerto de La Plata; luego se fueron instalando inmigrantes italianos, españoles y uruguayos que se dedicaron al cultivo de hortalizas, frutales y vides. En las décadas del ’40 y el ’50 vivían y trabajaban en la isla cientos de personas. En algún momento llegó a estar habitada por casi cien familias, que luego emigraron.

Hoy son quince familias estables. La escuela, que hasta hace poco era la única construcción de material de la isla, cerró sus puertas por falta de alumnos. No hay energía eléctrica, agua corriente ni gas natural; en el año  2001 se instalaron paneles solares que cambiaron en parte la vida de los isleños, permitiéndoles usar algunos electrodomésticos, como televisores o lavarropas. Las casas son de chapa y madera, y están construidas sobre pilotes que las alejan del suelo para resguardarlas de las crecidas. Un edificio construido recientemente alberga un destacamento policial y una enfermería que brinda servicios a los isleños y a los cientos de turistas que llegan cada verano al lugar, en busca de un descanso rodeado de naturaleza.


El impacto de las obras


“Tener una casa en el monte no significa tener una casa quinta en un country”, deja claro Maximiliano Lanusse. Es productor isleño, participa en la Asamblea Salvemos al Monte y lleva adelante, con su canoa y de forma independiente, el único proyecto de ecoturismo de Berisso. “Hay gente que recuperó esas tierras de un pantano, a machete, a guadaña y a mano. Y se sostienen con el esfuerzo, nada más. La mayoría de las casas que se hacen, los ranchos, los refugios, las quintitas, son recicladas, con chapas recicladas. La plata que se invierte es poca, pero la producción es mucha, porque se sabe aprovecharla”. 

Impacto de las obras y el desmonte en la isla Paulino.
Foto: Asamblea Salvemos el monte
Acerca de la forma en que se distribuyeron las tierras los primeros habitantes, dice Lanusse: “Los inmigrantes no necesitaban papeles; muy pocas tierras tienen papeles. Se manejaban de otra manera con la división del terreno: hacían el zanjilllo para riego y decían, de acá para acá es lo mío, de acá para allá es lo tuyo. Y no había problemas”.

La Ley Nacional de Expropiaciones, Nº 21.499, señala que una expropiación puede realizarse “a los bienes que sean necesarios para la construcción de una obra o la ejecución de un plan o proyecto”. Sin embargo, establece una serie de requisitos y pasos que TecPlata no cumplió. En primer lugar, en el artículo 5º dice que debe declararse la utilidad pública del terreno, en base a informes técnicos referidos a planos descriptivos, análisis de costos u otros elementos. En segundo lugar, según marca el artículo 18º, el expropiante debe promover la acción judicial de expropiación, por juicio sumario. La sentencia de este juicio, además, “fijará la indemnización teniendo en cuenta el valor del bien al tiempo de la desposesión”, como indica el artículo 20º. 

Nada de esto sucedió en la isla Paulino. “Acá lo que pasó fue que se levantaron un día los vecinos y tenían la máquina en el patio”, dice Lanusse. “Tenemos compañeros que son tercera, cuarta generación de montaraces. Y ellos ven cómo al trabajo de generaciones, de un día para el otro, le pasan por arriba sin ni siquiera pedirles permiso”.  Maximiliano señala además la importancia del monte como parte de la economía de sus pobladores. “Hay gente que vive, no exclusivamente del monte, pero para quienes representa una parte importante de sus ingresos. Necesitan complementar su sueldo con la forestación, con la venta de sauces”. En las obras del Puerto La Plata, “arrasaron zonas de forestación, que lleva seis, siete años producirlas, y ni siquiera les dieron a los productores la plata de lo que rompieron”.

La obra hace que los lugareños pierdan superficie productiva y el suelo quede contaminado.
Marcelo Somenson explica que las obras del Puerto La Plata impactan sobre la forma de vida en la isla Paulino, porque van a reducir la superficie destinada a producciones artesanales y otras actividades asociadas a la existencia del bosque ribereño y del humedal. Esto va a afectar a los productores familiares tradicionales. “Los afectará no sólo por la pérdida de superficie directa, sino también porque si los barros que se han vertido en la isla están contaminados, podría llegar a contaminarse el agua superficial de los canales utilizados para riego o las producciones de frutales, hortalizas o vides que pudieran generarse en el futuro sobre dichas áreas rellenadas”.

Un río salado

Las perforaciones hechas para colocar los postes de base del puerto de contenedores perforaron una napa de agua salada. TecPlata comenzó a volcarla en el canal, sobre el puerto, donde la destilería de YPF toma agua para refrigeración. Por eso la petrolera fue la primera en notarlo: los frecuentes análisis sobre el nivel de salinidad dieron muy altos y la empresa hizo la denuncia.

“Si era por nosotros, ni cuenta nos dábamos, y ellos menos nos lo iban a decir”, dice Marcos Marini, productor isleño y miembro de la Asamblea Salvemos al Monte. En boca de los asambleístas, “ellos” es un pronombre de referente amplio y difuso que además de designar a quienes llevan adelante el proyecto parece englobar a todos los que no son “nosotros”, los movilizados en defensa del monte. A la primera denuncia, le sucedió otra hecha por asambleístas, porque el derrame había sido trasladado al canal Pícollo (por donde se pasa con la lancha al salir de Berisso, ahora con el monte de un lado y la terminal de contenedores del otro). “Entonces ellos pusieron plata e hicieron un sistema de caños que cruza toda la isla, pasa por mi tranquera y vuelca el agua en mi terreno”, dice Marini.

Marcelo Martínez es el presidente de la ONG Nuevo Ambiente, asociación civil que también se moviliza en defensa del monte ribereño. Asegura que la cantidad de agua salada que se vuelca en uno de los canales del río Santiago ronda el millón de litros diarios. “Los perjuicios ya se están haciendo sentir con respecto a varias producciones locales, como frutas, verduras, flores, y en el muy corto plazo, seguramente se profundizarán”, afirma.

Los cultivos de Marini forman parte de ese daño. “Yo estaba plantando ciruelas, ¿y qué me voy a poner a plantar ahora?”, dice. “Cuando hay inundaciones, si vienen por la crecida del mar, entra cierta salinidad que te seca un poco las plantas. Pero si a eso le sumás un caño de agua salada que lo tenés ahí nomás, más la máquina que te rompe del otro lado, te deja con pocas ganas de trabajar”.


La isla, territorio protegido


Leyes internacionales, nacionales y provinciales prohiben la alteración de las islas Paulino y Santiago.
Las islas Paulino y Santiago tienen un doble estándar de protección: son humedales y bosques, paisajes protegidos por la legislación internacional, nacional y provincial, que impide alterarlos en modo alguno. En la provincia de Buenos Aires, la Ley 12704/01 establece las condiciones para las áreas que sean declaradas "paisaje protegido de interés provincial", con la finalidad de protegerlas y conservarlas. La zona denominada "Monte Ribereño Isla Paulino, Isla Santiago" obtuvo esa declaración a través de la Ley 12756 que la designa como "Paisaje Protegido de Interés Provincial" para el desarrollo ecoturístico.
   
La norma incluye la protección sobre la zona formada, en el partido de Berisso, por una franja que incluye a la isla Paulino, “delimitando al norte-noroeste por el Río de la Plata, al oeste el Canal de Acceso al Puerto La Plata hasta el Río Santiago, por éste hasta el canal del saladero y por éste hasta el ejido urbano de Berisso entre el canal de Saladero y el camino de acceso al Balneario Bagliardi, al Este por el camino de acceso al Balneario Bagliardi entre la avenida Montevideo y el Río de la Plata”. En su artículo 2, la ley sancionada por el Senado y la Cámara de Diputados de la provincia señala como objetivo “conservar y preservar la integridad del paisaje natural, geomorfológico, histórico y urbanístico de dicha zona”.
   
La ley indica en su artículo 6 que “cuando la realización de una obra pública o privada pudiera comprometer o alterar las condiciones expuestas en los artículos 2 y 3, la autorización definitiva para su realización otorgada por las autoridades municipales deberá contar con la previa evaluación de impacto ambiental”.

El estudio de impacto ambiental del OPDS

La evaluación, según el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (dependiente del gobierno provincial), se hizo. Pero tanto las ONG como los especialistas la rechazan por incompleto. “El estudio de impacto ambiental del proyecto de dragado fue realizado por una consultora privada y por un único profesional, en este caso con un perfil de ingeniero mecánico especializado en higiene y seguridad ambiental”, dice Marcelo Somenson, biólogo especialista en evaluación ambiental de grandes obras de infraestructura, quien remarca que el estudio “debería haber sido realizado junto a especialistas que cubrieran las principales áreas de conocimiento involucradas en el análisis de impactos”.
El estudio de impacto ambiental ignora investigaciones previas que dan resultados opuestos.
Además, el profesional destaca que el estudio de impacto no cita ninguna fuente bibliográfica, desconociendo por ejemplo los estudios de toxicidad de los sedimentos del Río Santiago realizados y publicados por la UNLP hace algunos años.

Somenson señala también que en el documento emitido por el OPDS se sostiene que los barros volcados sobre el terreno “no están contaminados, pero toman solamente los resultados de un muestreo realizado en una única fecha, omitiendo los resultados de los ensayos realizados por el Puerto durante 8 años consecutivos”. Por último, el profesional afirma que el estudio de impacto desconoció la existencia de estudios científicos realizados por el Centro de Investigaciones del Medio Ambiente de la UNLP, en los cuales se demuestra la presencia de sedimentos cancerígenos para el hombre, provenientes del Arroyo El Gato y su desembocadura en el Río Santiago.

Otras protecciones legales

En la provincia rige además una Ley de Protección Integral del Medio Ambiente, la 11.723, que entre otros derechos garantiza a sus ciudadanos el de “gozar de un ambiente sano, adecuado para el desarrollo armónico de la persona”, y establece el deber de “abstenerse de realizar acciones u obras que pudieran tener como consecuencia la degradación del ambiente de la provincia de Buenos Aires”. La Constitución Provincial, por su parte, instituye en su Artículo 28 que “los habitantes de la Provincia tienen el derecho a gozar de un ambiente sano y el deber de conservarlo y protegerlo en su provecho y en el de las generaciones futuras.” En lo local, Berisso tiene su ordenanza municipal sobre el uso del suelo, que tambien es violada con esta obra.

A nivel  internacional, Argentina es uno de los 168 estados miembros de la Convención de Ramsar (firmada en esa ciudad de Irán en febrero de 1971), que establece la protección de los Humedales de Importancia Internacional especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas. Es el único tratado global relativo al medio ambiente que se ocupa de un tipo de ecosistema en particular, y los países miembros de la Convención abarcan todas las regiones geográficas del planeta.


Salvemos al Monte


Maximiliano Lanusse es miembro de la Asamblea Salvemos el Monte. Cree que los vecinos están más informados hoy de lo que sucede, pero que no hay interés. “La gente vive su vida, va a trabajar, vuelve, come. Se duerme, y ya. No toman conciencia de la magnitud de la problemática”.  Marcos Marini dice que en la isla es difícil generar organización. “Acá todos tiran para su lado; ante un problema como éste, algunos te van a decir, 'a mí me facilita que me rellenen acá'”. Los que “mueven” la asamblea, junto a otros vecinos de Berisso conscientes de la problemática ambiental, son aquellos isleños que tienen “la máquina metida en la casa”.

La asamblea empezó con un par de vecinos que se contactaron con un abogado. Y fue creciendo. “A veces va mucha gente, a veces van pocos”, dice Marini. Pero se van creando redes, y la información que comenzó a circular va generando también más conciencia. Nuevos grupos reaccionan con otras herramientas a los cambios que se quieren imponer al medio ambiente de la zona. “Está disperso”, cuenta Marini, “y vos ves por ahí que la gente hace murales que dicen ‘Salvemos al monte’, y no sabés ni quiénes son”.
   
La construcción de un terraplén que en principio había sido pedido por los vecinos (y del que no se respetó el trazado del proyecto original) fue la primera alerta para algunos berissenses de cómo se harían las cosas de allí en adelante: sin consulta y sin aviso. Un día algunos se encontraron con las máquinas en sus terrenos, de los que, en ciertos casos, no tenían ni siquiera papeles. Hoy los productores no tienen certezas sobre cómo será el futuro a partir de las obras del puerto, porque sólo parte de las tierras en las que se levanta el proyecto son fiscales: algunas tienen dueño y otras están directamente a cargo del puerto. “O sea: yo quiero tener mi parcela en la isla; tengo que ir al puerto y pagar un canon mensual, como un alquiler”, dice Lanusse, y augura: “El día de mañana, si ellos necesitan la tierra, te rajan”.
   
Así se presentan en su blog Salvemos el monte de Berisso: “En Febrero de 2012, los vecinos autoconvocados, deciden constituirse en Asamblea, sesionando abiertamente los viernes a las 18:00 hs. en Avenida Montevideo y 8 (Bar Bohemia)”. Entre quienes participan hay productores de la isla, productores ribereños, vecinos, estudiantes.

Entre las actividades que llevan adelante, están las jornadas de trabajo los domingos en el monte. Lanusse cuenta que últimamente se hicieron en la zona frente al conflicto. Esos encuentros se realizan con tres objetivo principales: ayudar a los productores afectados por el mega proyecto portuario para que puedan seguir trabajando; aprender sobre el humedal y sobre la historia de la ciudad, “una historia arrumbada por intereses económicos y políticos”, y generar resistencia al paso de la maquinaria “con las armas mas honestas: nuestras manos”.

Marcos Marini dice que frente a todo esto “el puerto es como que se caga de risa, pero podría haber sido peor”. Por lo menos en la isla Paulino, sostiene el productor, “plantamos bandera”. Y enumera actividades: las asambleas, el museo isleño, un galpón comunitario junto a un arquitecto, la fiesta del isleño. “Hace tres años desde el Puerto no podían saber que también estaba el que vive en el medio del monte, o el que está laburando”. Ahora los isleños se están haciendo visibles.


Los que dicen a favor


Este tipo de obras siguen siendo presentadas como proyectos que representan el progreso y traerán el avance económico y el desarrollo a una determinada región, sin importar sus consecuencias ambientales y sociales. En el portal de noticias del Puerto La Plata, el gobernador de la Provincia de Buenos Aires Daniel Scioli define con claridad a qué llama progreso. Afirma que “representa la obra portuaria más importante del país”, y que para su realización la Provincia “generó las condiciones para atraer inversiones privadas”; sostiene también que “para tener inversión hay que mejorar la logística, el transporte, articular con la educación y con la matriz energética, y este es el tramo de desarrollo que estamos llevando adelante”.

El intendente de Berisso, Enrique Slezack, sostiene en la página oficial de la comuna que “Para Berisso (el Puerto La Plata) significa volver a la historia portuaria de los inmigrantes. Esto generará trabajo y crecimiento no sólo para Berisso, sino también para la región”. Considera además que es importante que los vecinos tomen conciencia de que Berisso “dejó de ser una ciudad dormitorio para transformarse en un distrito con muchas expectativas de crecimiento y desarrollo de cara a los próximos años”.

El titular del OPDS, Hugo Bilbao, en declaraciones a La Nación, niega que el ecosistema del pulmón verde de la costa sufra consecuencias graves. "Nuestros expertos fiscalizan de manera regular a pedido del gobernador y el impacto de las obras se está dando dentro de los parámetros normales", afirma.

En una nota publicada el 13 de julio pasado en infocielo.com, Bilbao asegura que considera “estratégica” la obra del puerto: “Va a refundar a la región junto a otras obras, como la terminación de la Ruta 6 y la futura ampliación y remodelación del Aeropuerto de La Plata, lo que va a jerarquizar a la capital bonaerense”. Bilbao sostiene que se prioriza brindar un nuevo puerto a disposición del país. “Estamos haciendo un seguimiento constante de la obra en términos de conservación del medio ambiente –sostiene el funcionario- Nuestra función es mitigar aquellas cuestiones sobre las cuales actúa la mano del hombre y compensarlas”. Bilbao asegura poder “dar fe” que tanto la empresa como el Consorcio del Puerto toman los recaudos suficientes para que la obra cumpla en su totalidad “con la legislación y los parámetros amigables con el medio ambiente”.

Sin embargo, el gerente general del Consorcio de Gestión del Puerto, Rodolfo Rocca, reconoce: "Es cierto que cambiamos el lugar y deja de ser un humedal. Pasa a ser una zona no inundable". En declaraciones a La Nación afirma que para contrarrestar el impacto, se previeron actividades de “compensación y remediación”. Pero no especifica cuáles. Rocca también detalla que sólo el 25% de la tierra removida se deposita en las tierras adyacentes al canal, en recintos autorizados por el OPDS. "Son barros vírgenes, históricos, que comprobamos que no tienen contaminantes", dice.

Durante la presentación de la teleconferencia en la que se anunciaron las obras de la autopista Buenos Aires-La Plata el 17 de julio pasado, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner había afirmado: “todo esto va a permitir que la ciudad de La Plata vuelva a ser lo que alguna vez fue: un polo de desarrollo industrial y petroquímico”.


“La Justicia es mas lenta que las máquinas”


Con la obra ya empezada las ONG participaron (bajo la figura de Amicus Curiae) de un recurso de amparo presentado ante la Justicia por la Fundación Agronegocios, que depende de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UBA. A partir de esta acción legal se originó una causa que está a cargo de la jueza Gladys Mabel Cardoni, titular del Juzgado Civil y Comercial N° 4 de La Plata.
Remoción de residuos con hidrocarburos en el canal Este.
El 15 de marzo de este año, una comitiva integrada por miembros del OPDS,  la Defensoría del Pueblo de la Provincia, del Puerto La Plata, del Consorcio del Puerto, de Organizaciones No Gubernamentales de la región que forman parte de la Asamblea de Defensa del Monte y quinteros, recorrieron por más de dos horas la Isla Paulino con la titular del Juzgado.

Una semana antes, el Juzgado había citado a una audiencia de partes a la empresa responsable de los trabajos, a las autoridades portuarias, al defensor del pueblo y a representantes de las ONG`s Nuevo Ambiente, Biosfera y la Fundación Agronegocios y Alimentos de la UBA, conjuntamente con los quinteros de la isla, a fin de abordar la problemática. “Lamentablemente,  estos procesos son mucho más lentos que el avance de las máquinas que degradan el medio ambiente”, se queja Marcelo Martínez.

Ugo Adam, de la Asamblea Salvemos al Monte, sostiene que aunque la Justicia llamó a las partes, no puede haber conciliación en estas condiciones. “La meta es la destrucción del monte de Berisso, a cambio de un mega emprendimiento de mas de 2.500 millones de pesos, para que en el lugar del humedal existente haya playas de contenedores. O sea que la conciliación no es posible”.  Sin embargo, aventura que “si se detiene en esta etapa la construcción de esta obra faraónica” se podría llegar a un acuerdo. Pero el daño, sostiene Adam, está hecho: “sería importante que el fiscal de estado y los organismos de control enjuicien a todos los que destruyeron el paisaje protegido por ley”, sostiene.

"Hasta ahora todas las presentaciones medioambientales fueron paradas por la Justicia. El dragado está prácticamente listo. Y el área de maniobra ya está en los 450 metros, con el corte en las islas Paulino y Santiago, pero la jueza nos pidió mantener abierta una instancia de diálogo", destaca el director general de TecPlata Eduardo Zabalza.


Contra un monstruo importante


“Yo, si pienso en dos años o tres años atrás, como venía la mano creo que esta parte (la zona de la isla Paulino cercana al canal y al embarcadero) la iban a hacer desaparecer. Que esto lo iba a apropiar Puerto por un pedido de Nación para seguir metiendo actividades”, dice Marcos Marini.

En Argentina y en Latinoamérica en general, están surgiendo organizaciones formadas por los pobladores, que buscan frenar el avance de las empresas multinacionales sobre los recursos naturales. Como en la isla Paulino, en nuestro país, hay numerosas asambleas que piensan nuevas formas de relación con el ambiente, defienden la vida y descreen de estos modos de desarrollo.

A modo de ejemplo, lo que afirma Emilio Spataro, integrante de la organización local Guardianes del Iberá en una nota publicada por la Unión de Asambleas Ciudadanas, con respecto a la convocatoria lograda por el último encuentro de la UAC en junio pasado: “Creo que estamos arriba de los setenta colectivos, lo cual es muy auspicioso, demuestra que pese a todas las dificultades nos seguimos encontrando y encontrarnos sigue siendo un triunfo”. La convocatoria, dice Spataro, superó las expectativas, con una representación que se extendió desde la Patagonia hasta Salta.

Si los gobiernos y la justicia actúan a favor de los intereses de la economía y de las multinacionales, se abre una brecha para la acción de la gente. Dice Maximiliano Lanusse, y habla por la Asamblea, por todas las asambleas, por todos los que reniegan del “progreso” que perjudica el medio ambiente: “La esperanza no se pierde. El tema es que estamos enfrentándonos con un aparato importantísimo: hay intereses multinacionales; hay intereses provinciales, municipales, nacionales; intereses económicos importantes, de mucha plata. Y tenemos no sólo eso en contra, sino también el desinterés y la desinformación de la gente. Los recursos que podemos llegar a tener son pocos, en comparación con los que ellos tienen. Estamos peleando contra un monstruo importante, grueso”. Los ciudadanos organizados en asambleas están usando todas las herramientas a su alcance para frenarlo.

jueves, 1 de agosto de 2013

Maximiliano Lanusse


Productor isleño, participa en la asamblea "Salvemos el monte". Lleva adelante un proyecto de ecoturismo.

El discurso que acompaña estos mega emprendimientos es siempre el mismo: progreso, desarrollo económico, trabajo. ¿Cuál es la mirada que tienen ustedes, que son de acá y conocen el lugar?
Acá hay una gran mentira, y está dicho también por la gente de Dock Sud, que Dock Sud sería nuestro futuro. La gente de Dock Sud, que es hoy uno de los peores basureros que hay hoy en la provincia, nos dijeron: “Muchachos, no dejen que esto pase, eso de los seis mil puestos de trabajo es mentira, acá van a laburar como mucho 100 personas, el resto es todo maquinaria”. Y justo daba la casualidad de que en la televisión mostraban imágenes de Tecnópolis, y tenían un juego interactivo de cómo trasladar contenedores. Era una maquinaria que manejaba una sola persona. Entonces, de por sí ya le mienten a la gente.
Nosotros al principio decíamos, “la gente está desinformada”: hagamos un laburo de difusión, para que tomen conciencia del conflicto. Y la verdad que no es que la gente está desinformada; ya el temá está instalado en la sociedad, por lo menos en lo que respecta a Berisso. Pero a la gente no le interesa. La gente vive su vida, va a trabajar, vuelve, come. Se duerme, y ya. No toman conciencia de la magnitud de la problemática.
Para Berisso es esencial el monte, por el tema de las inundaciones, por el tema de que es un pulmón importante. Estamos rodeados de agentes contaminantes importantes, como las petroquímicas. Para el agua, el humedal funciona como una suerte de riñón; es un sistema que necesita estar en constantes crecientes y bajantes. Cuando crece el río, inunda el humedal y deja todos los desperdicios que puede llegar a traer el agua. Entonces el monte mismo lo degrada y el agua se limpia. Si nosotros nos quedamos sin el humedal, sumado a que Berisso es una zona muy baja, muy pegada a las napas, vamos a tener problemas graves, por lo menos respecto al agua, y al aire también, por el tema del desmonte.

¿A qué creés que se debe la falta de interés de la gente?

Primero yo creo que es una manipulación política, donde sabemos que a la gente de poder le sirve una sociedad ignorante, una sociedad individualista donde nadie se preocupe por este tipo de cosas o por un bienestar comunal. Yo creo que viene por ahí; todo esto es producto de la desinformación, más allá de que la gente hoy sepa de la problemática, porque el no comprender la magnitud de lo que está pasando tiene que ver con la cultura que llevamos: considerarlo “un problema aislado”. Y que no te toque tu casa no quiere decir que no te afecte.
Hay también un problema importantísimo con respecto a lo que se piensa que es la política; sobre todo en Berisso, que es una ciudad muy formada políticamente desde el lado del oficialismo. Hay una carencia de pensamiento crítico, de decir “yo voté a tal gobernante, veo que hizo cosas bien pero acá le pifió”. No: todo está bien; el resto está equivocado. Es dogmatismo cuasireligioso, y a mi parecer, la política no se hace así, y no estrictamente una política partidaria, sino una política de vida, ambiental, lo que sea. Uno tiene que ser crítico, y tiene que tratar de aprender de los errores.

En el caso de las obras del puerto y el desmonte, y en este contexto de desinformación y desinterés que nombrabas, ¿qué políticas, qué acciones concretas se proponen desde la asamblea?

Lo primero que empezamos denunciando fue la carencia de información sobre el proyecto. El monte está declarado paisaje protegido por ley; es decir, hay una ley que ampara al monte, para evitar que se destruya, no sólo por medio ambiente, sino también por cuestiones culturales e históricas. Entonces, se está ultrajando esa ley, no se está respetando. Tampoco se está respetando la cultura del trabajo, porque todavía hay productores. Hay gente viviendo en el monte, sobre todo en la parte de la isla, a quienes no se está respetando. Se está torciendo la ley a favor de los inversores. Acá hay una cuestión política y económica. Esta terminal de contenedores es un proyecto que es de Provincia con fondos de Nación. A quien deposite un contenedor se  cobra un impuesto durante diez años, como una suerte de alquiler de espacio. Una vez que terminan esos diez años, ese contenedor pasa a ser problema nuestro, no de la empresa que lo dejó. Durante esos diez años los impuestos son carísimos, y esa plata va a parar a Provincia y Nación, y de ahí ellos sacan su tajada. Pero para que este proyecto se pueda dar tiene que estar avalado por el municipio. ¿Cuál es la tajada que toma el municipio? Ellos necesitan profundizar el canal de acceso del puerto por un proceso de dragado, donde se chupa la tierra de abajo y se tira a otro lado. En este caso, se está tirando en la Isla. Ese barro, que además está contaminado, lo utilizan para altear una zona que es inundable, donde justamente por eso no se puede construir. Ellos lo elevan a una altura donde se hace zona para construir, que son cuatro metros sobre la cota cero del nivel del río. Entonces, el municipio se queda con el negocio de las tierras que se altean, y de ahí sacan la tajada todos los que están acá a nivel local.

¿Hay un proyecto de construcción de un country en esas tierras?
Se habló. Oficialmente no hay nada. Para hacer estos proyectos se tiene que hacer un análisis de impacto ambiental. Este análisis, que lo hace el organismo OPDS, está dibujadísimo. Lo corroboramos porque comparamos con uno que nos envió la UBA donde se dice que lo que está pasando es pelígrosísimo: Berisso está en emergencia ambiental. Pero como no lo dice un organismo oficial no es válido, para ellos.
Entonces, el OPDS avala esto, hace el análisis de impacto ambiental y aclara que sobre la tierra del refulado, donde están tirando estos barros, no se puede hacer ninguna construcción. Sin embargo, hubo unos políticos que salieron diciendo que van a hacer unos maravillosos countrys, que van a ser de utilidad para Berisso, que se van a construir nuevos embarcaderos y se va a generar producción… Todo lo contrario al estudio de impacto ambiental. O sea, que incluso a ese estudio que minimiza muchísimo el impacto no lo van a respetar.
En Berisso el poder siempre se manejó sin preguntar; un ejemplo es la construcción del terraplén. Es una obra que perjudicó más que beneficiar hasta ahora, todavía no está terminada. Cuando se hace un proyecto así, en el que hay que expropiar, primero se hace un pedido de expropiación, se indemniza a la persona a la que le expropian.

¿Esas tierras eran fiscales, eran de pequeños propietarios…?

Las tierras por donde pasó el terraplén eran fiscales, el tema es que acá hay muchos productores que tienen las tierras desde hace muchas generaciones atrás. Los inmigrantes antes no necesitaban papeles, muy pocas tierras tienen papeles. Se manejaban de otra manera con la división de tierras: hacían el zanjilllo para riego y decían, de acá para acá es lo mío, de acá para allá es lo tuyo. Y no había problemas. Pero han pasado privados por arriba, y no han respetado ese orden que debería ser, primero el pedido de expropiación, después se le pagan los destrozos al propietario y recién ahí empezar a trabajar. Acá lo que pasó es que se levantaron un día los vecinos y tenían la máquina en el patio.
En las tierras en las que se construyó este proyecto contenedores, hay algunas que son fiscales, otras que tienen dueños y otras que están a cargo del puerto. O sea: yo quiero tener mi parcela en la isla; tengo que ir al puerto y pagar un canon mensual, como un alquiler. El día de mañana, si ellos necesitan la tierra, te rajan. No te pagan nada.
Las tierras de la isla estaban cedidas a una empresa que contribuyó con la realización del puerto; la empresa terminó el trabajo y se fue, no pagó impuestos ni nada; y desde ahí las tierras quedaron a cargo del puerto. El puerto se hace cargo de una tierra que en realidad no tendría que estar administrada ellos. Son temas legales que tendrían que ser el eje pero a la vez hay cosas que nos corren, la obra sigue avanzando.

Estas mega inversiones que se supone que generan desarrollo, suelen provocar en las poblaciones una fractura interna entre la gente que los apoya, y la gente que se opone y defiende el medio ambiente. ¿Se ve fractura social en Berisso?
Hay más que nada fractura por intereses, en el sector de productores. A nivel social no; a la gente no le importa, hay un desinterés social muy grande. Sí vas a encontrar gente que creía en que iban a dar más puestos de trabajo, y cuando uno le explica no pueden creer lo que está pasando.
Lo mismo pasó con el terraplén. Cuando íbamos a explicar lo que pasaba, la gente al principio decía “Vos estás en contra del terraplén”; en realidad, nosotros estábamos en contra de las actividades ilícitas que hubo en el terraplén. El terraplén es una pared de tierra que va desde la ruta 66 (la calle 40) hasta la calle 12. Atraviesa todo el monte.
Nosotros empezamos a pelear contra este tipo de obras con el terraplén. Es un proyecto que fue pedido por los vecinos. Cuando salió, obviamente se festejaba. El tema es que nosotros empezamos a ver que la traza original del proyecto, aprobada con previo análisis de impacto ambiental, no se estaba respetando, y el terraplén estaba yendo por otro lado. Lo que querían estos tipos era pasar el terraplén por la costa del río Santiago para quedarse con las tierras, porque si a las tierras del humedal les cortás el acceso a la inundación, se mueren. Al pasar el terraplén cerca de la costa, especulaban con la muerte de esas tierras y con la compra de la tierras fiscales, que salen nada, 500 pesos la hectárea o algo así; rellenan, y esas hectáreas pasan a valen miles de dólares. Nosotros la peleamos y logramos que se respete la traza original; no en su totalidad.  Hay una parte ilícita que no pudimos frenar. Para evitar el desastre natural el terraplén tiene que estar lo más cerca posible del casco urbano.

¿Estas obras forman parte de las del puerto?
No; es decir, implícitamente, van por lo mismo, que son las tierras. El negociado de tierras lo tiene el intendente y todos sus secuaces. Nosotros nos encontramos con que un día abrieron una calle, en un lugar donde antes la única manera de llegar era por río. Desde ahí empezaron a abrir hacia los costados, y pasaron por encima de la quinta de un productor, que no sabía lo que estaba pasando. Nosotros sabíamos del proyecto del puerto, pero el puerto está en una zona alejada. ¿Qué tenía que ver una cosa con la otra? Y nos empezamos a enterar de todo lo que estaba pasando. Ahí nos organizamos en asamblea.

¿En la asamblea hay también productores de la isla?

Hay productores de la isla, hay productores ribereños, hay vecinos, estudiantes. Los productores de la isla también se están organizando; la gente que trabaja o que vive en la isla pocas veces viene para acá. Y más ahora, que ya saben que si se van, les pueden llegar a pasar por arriba. Entonces, de alguna manera, compañeros nuestros, que son productores en la isla y viven acá pero tienen contacto con la gente de allá, están tratando de organizarlos. El tema de la gente de la isla es complicado también. Hay gente a la que no le importa vender la tierra, gente que transó con este proyecto. Y otros que de buenas a primeras se encontraron con que no tenían más tierras.
Tenemos compañeros que son tercera, cuarta generación de montaraces. Y ellos ven cómo al trabajo de generaciones, de un día para el otro le pasan por arriba sin ni siquiera pedirles permiso. Entonces es muy triste, bastante duro.
El tema es así, los tipos tiene que dragar el canal de acceso al puerto para que los buques de mayor porte puedan entrar. Este canal siempre estuvo dragado, porque es un canal artificial. Lo que hacían era, con unas dragas especiales, llevar el refulado a una zona del río de La Plata donde el impacto ambiental era nulo. Ahora, vimos en un momento que estaban empezando a hacer una suerte de piletas grandes en una zona de monte de la isla. Esas piletas son cámaras de refulado; ahí tiran los barros, llenan hasta donde ellos quieren y mantienen el alteo. En el análisis de impacto ambiental y en el proyecto decían que no iban a afectar más que treinta y cinco hectáreas. Y ya van más de cincuenta.
Además, estamos hablando de que el humedal como sistema es un todo; ai afectás una parte, afectás todo. Y además, están prácticamente partiendo la isla en dos. Toda la zona del refulado tiene casi cuatro metros de altura. En esas zonas no crece más nada: además de que las tierras están contaminadas, están en una altura que ya no es más inundable, entonces se muere.
Tanto el terraplén como este proyecto de contenedores son las últimas dos luchas, pero las tierras se vienen peleando desde hace mucho.

¿En qué consisten las jornadas de trabajo que organiza la Asamblea?

Las estamos haciendo los domingos. Ahora estamos en la zona enfrente del conflicto, en la zona de Julio Orellano. En las jornadas de trabajo no solamente se toca el tema de la problemática; tratamos de enseñarle a la gente que va sobre lo que es la flora, la fauna, la producción; es muy rico y además te pone en un contacto con la naturaleza increíble. Te hablan de todo: de cómo ganarle tierra al pantano, qué plantas son buenas, qué plantas son plaga. Si te gusta la naturaleza, es increíble estar ahí.

¿Y no han tenido contacto con otras asambleas?
Sí; porque esto que está pasando acá, está pasando a lo largo de los ríos Paraná y Uruguay. Y hemos tenido contacto con las asambleas de Bernal; también con las Intercuencas, que son un conjunto de asambleas que están afectadas por estos proyectos o por otros proyectos similares, que apuntan a lo mismo: a la entrega de tierras. Estamos en contacto también con la ONG Medioambiente; ellos se movieron mucho con este conflicto. Y hemos estado con colectivos, con Tinta verde, con Biósfera, con Ala Plástica, que están formados desde hace tiempo en todo lo que es asuntos legales. Las fotos aéreas las hemos hecho con ellos también, para solventar los gastos. Somos una asamblea en la que participan diez, quince personas. Nosotros ponemos para volantes, lo único que tenemos es para eso. Hay gente que vive, no exclusivamente del monte, pero para quienes el monte representa una parte importante de sus ingresos. Ellos necesitaban complementar su sueldo con la forestación, con la venta de sauces. Zonas de forestación, que lleva seis, siete años producirlas, las pasaron por arriba y ni siquiera les dieron la plata de lo que rompieron. Tener una casa en el monte no significa tener una casa quinta en un country; hay gente que esas tierras las recuperaron de un pantano, a machete, a guadaña y a mano. Y se sostienen con el esfuerzo, nada más. La mayoría de las casas que se hacen, los ranchos, los refugios, las quintitas, son recicladas, con chapas recicladas; la plata que se invierte es poca, pero la producción es mucha, porque se sabe aprovecharla.

Desde la asamblea, ¿qué salida o posibilidad ven para el conflicto?
La esperanza no se pierde. El tema es que estamos enfrentándonos con un aparato importantísimo: hay intereses multinacionales; hay intereses provinciales, municipales, nacionales; intereses económicos importantes, de mucha plata. Y tenemos no sólo eso en contra, sino también el desinterés y la desinformación de la gente; los recursos que podemos llegar a tener son pocos, en comparación con los que ellos tienen. Estamos peleando contra un monstruo importante, grueso. Pero nosotros vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para poder frenar esto.

A lo que apuntan, entonces, es a que se frenen las obras en la primera etapa.
Claro; si se hizo la primera etapa, listo: ya no se puede volver atrás, porque evidentemente esto no se puede volver atrás. Terminen la primera etapa. Y que se fortalezca la ley que protege el monte, o que se genere algún mecanismo para que no se toque más nada. Que no se toque más el monte.
Hace poco, un grupo de partidos políticos (estaba el PCR, el FAP, Proyecto Sur), empezaron a preguntar sobre qué iba a pasar con los camiones. Estamos hablando de al menos mil camiones por día. Berisso, infraestructuralmente, no tiene algo que banque esa cantidad. No tiene salidas: tenés la 60, la Río de Janeiro (que es la 4 y después sale a la 60) y la 66. pero para salir a la 66 tenés que ir por la Montevideo (calleprincipal de Berisso). No hay manera de que alberguen mil camiones por día. Entonces, estos partidos políticos propusieron reactivar el tren. Hay una vía que está perfecta, y además no se gasta ni la cuarta parte de lo que habría que gastar para hacer la ruta. Y sacás en tren, desde el puerto hasta 122, y ahí hacés una terminal de camiones; desde ahí los camiones ya podrían salir. Hay vías; está todo armado, lo que hay que hacer es reactivarlo nada más. Vino un ingeniero que pertenece a una asamblea que se llama Salvemos al tren; hizo un proyecto. Los partidos hicieron una asamblea donde nos invitaron, donde presentaron el proyecto y daban la posibilidad a los vecinos de modificarlo. Después se presentó al Consejo deliberante y se aprobó por tabla. A los impulsores del proyecto (del puerto) no les conviene porque van a tener problemas si sale lo del tren: con los camioneros, con el gremio, entre otros. Entonces todavía eso está en conflicto. El consejo deliberando lo aprobó, de mala gana, porque no le pudieron tapar la boca al ingeniero. Este proyecto, de alguna manera, lo quieren archivar.

Marcos Marini

Productor isleño, participa en la asamblea "Salvemos al Monte".

El tema de la isla es complicado, siempre estuvieron peleados todos con todos acá. Esto que ves ahora es un milagro, que viene de un trabajo de años. (almuerzo de productores isleños). Para que te des una idea, se prendían fuego las casas entre hermanos, entre primos. Es difícil generar una organización. De hecho, hubo sólo un club, que funcionó y que sigue funcionando, de la isla Santiago, “Isleños Unidos”. Son dos o tres personas y deben ser hermanos. Acá todos tiran para su lado, y eso es un tema. Ante un problema como éste, algunos te van a decir, “a mí me facilita que me rellenen acá…”, tenés de todo. Entonces, de la isla, los que estamos movilizándonos y organizándonos más, somos lo que tenemos la máquina metida en la casa. Hay gente de acá que no tiene ni idea del destrozo que es.

¿A vos se te metieron en el terreno? 

Sí, rompieron todo, me metieron un caño de agua salada. Empezaron a perforar para hacer unos pilotinos sobre lo que es la terminal de contenedores, para hacer las bases. El tema es que perforaron la napa de agua salada. Mucho no sé de geología pero parece que el agua dulce le empezó a hacer presión al agua salada y empezó a salir agua salada como loco. La empezaron a tirar al canal, sobre el puerto. Ahí toma agua la destilería YPF, que la trata y la usa para las bombas, para enfriar y demás. Cuando los análisis que hace la petrolera constantemente dieron alto el nivel de salinidad, pegó el grito en el cielo, porque eso tapa todas las cañerías.
Entonces YPF hizo la denuncia. No es que nosotros nos dimos cuenta, fue por la denuncia, porque si fuese por nosotros ni cuenta nos dábamos. Si fuese por ellos menos te lo iban a decir; no es que salieron a decir “miren, pinchamos un caño de agua salada”. A partir de eso empezaron a tirar el agua salada sobre el canal Pícollo, que es por donde pasás cuando salís con la lancha de Berisso, con la terminal de un lado y el monte del otro.
Nosotros hicimos la denuncia de que estaban tirando agua salada y entonces ellos pusieron plata e hicieron todo un cañerío, un sistema de caños que cruza toda la isla, pasa por mi tranquera y tira el agua en mi terreno. Ni me consultaron. Yo a todo esto estaba plantando ciruelas, ¿y qué me voy a poner a plantar ahora? De hecho, cuando hay inundaciones, si vienen por crecida del mar, entra cierta salinidad que te seca un poco las plantas, pero no es tanto. Pero si a eso le sumás un caño de agua salada que está ahí nomás, te deja con pocas ganas de trabajar. A eso le sumás la máquina que te está rompiendo del otro lado…
El tema de laburar en el monte es súper complicado; no es que uno labura porque se va a llenar de plata. Es más que nada por algo cultural, que uno tiene y que quiere, llamálo nostalgia, llamálo como sea. Acá de la isla ninguno es millonario. Es más, si vos te ponés a hacer un balance de cuánto gastás, a veces gastás mucha plata en hacer nada. Estás contra la corriente. Yo para ir a trabajar a mi terreno tengo dos horas de ida y dos horas de vuelta. Más el viaje en lancha, más acarrear toda la maquinaria para allá, el esfuerzo de llegar. Y ver que creció una ciruela, es eso: ves que creció una ciruela. No es que me voy a llenar de plata con una ciruela. Pero si a eso le sumás, que el puerto está tirando agua salada, que están las maquinarias laburando, que te tapan los canales, que se inunda todo el terreno, que se te pudren las plantas. Y encima, vos vas a hablar a la gente del puerto, decís “che está pasando esto y lo otro” y te agarran y te dicen: “Flaco, vos en tres años volás de ahí”.
Yo no me voy a quedar de brazos cruzados. De ahí nos juntamos con dos vecinos más. Fuimos a hablar con un abogado. Empezamos a armar lo que es la asamblea. Y es la asamblea lo que es ahora. A veces con mucha gente, a veces van pocos. La gente que está acá representa lo que es la asamblea, por ahí no irán todas las reuniones. Pero se van creando redes, no es que la asamblea es un grupo cerrado. Está dispersado y vos ves por ahí que la gente hace murales, “Salvemos al monte”, y no sabés ni quiénes son. Frente a esto, el puerto es como que se caga de risa. Pero podría haber sido peor. Yo veo eso, por lo menos; hay gente de la asamblea que cree que se ha perdido tiempo. Yo, si pienso en dos años o tres años atrás, como venía la mano creo que esta parte la iban a hacer desaparecer. Que esto lo  iba a apropiar Puerto por un pedido de Nación Puerto, para seguir metiendo actividades. Esto es privado. Entonces, es como que, por lo menos en esta parte de acá, plantamos bandera. Se están haciendo actividades, el museo, un galpón comunitario junto a un arquitecto. Se está empezando a hacer la fiesta del isleño. Hace tres años se veía sólo a los que vivían acá; desde el Puerto no podían saber que también estaba el que vive en el medio del monte, o el que está laburando…

Marcelo Somenson

Licenciado en Ecología (UNLP), especializado en Ambiente y Patología Ambiental (Beca UNLP-Universidad de Siena, Italia), en Análisis y Zonificación de Amenazas Naturales (en Colombia, Beca OEA-ICETEX) y en Creación de Modelos en Ecología y Gestión de Recursos Naturales (Universidad Politécnica de Cataluña, España).

¿Por qué la obra del puerto de contenedores va a modificar la vida en la Isla Paulino?
Porque va a reducir la superficie destinada a producciones artesanales y otras actividades asociadas a la existencia del bosque ribereño y del humedal. Esto afectará a los productores familiares tradicionales. Los afectará no sólo por pérdida de superficie directa, sino porque si los barros que se han vertido en la Isla están contaminados, podría llegar a contaminarse el agua superficial de los canales utilizados para riego o las producciones de frutales, hortalizas o vides que pudieran generarse en el futuro sobre dichas áreas rellenadas.
Por otra parte, la pérdida de humedales y de bosque nativo, significa una pérdida de biodiversidad y de abundancia de especies, muchas de las cuales son aprovechadas por las familias de isleños, así como por pescadores artesanales, cazadores de subsistencia (como los nutrieros), apicultores y productores de frutas.
Por otra parte, no sólo durante la fase constructiva, sino especialmente durante la fase de operación del puerto ampliado, la circulación y la accesibilidad para las embarcaciones deportivas que navegan por las aguas del Río Santiago, canales interiores y canal de acceso al puerto, se verá sumamente comprometida, sea por razones de seguridad portuaria, como por la circulación de grandes embarcaciones.
Finalmente, dependiendo del uso que se vaya a hacer de las superficies que están siendo rellenadas hasta cotas no inundables, así como del nuevo camino sobre la defensa costera de Berisso y la apertura de calles públicas hasta la costa del Río Santiago, ser determinarán futuros conflictos ambientales y sociales que podrán generarse a futuro. Existen serias dudas sobre este aspecto, el cual podría tener un principio de resolución democrática, en la medida en que desde la autoridad ambiental provincial se convoque a la conformación del Comité de Manejo del Paisaje Protegido, como prevé la norma, abriendo así un espacio de participación ciudadana sobre un espacio de uso público.

¿Cuáles son los daños concretos que están generando estos trabajos en el medio ambiente de la isla?
Contaminación del agua por sedimentos y por sustancias peligrosas, afectando la flora y fauna acuática y la avifauna,
Pérdida de bosque nativo y de humedales declarados Paisaje Protegido, por relleno con lodos por encima de la cota de inundación periódica del terreno,
Contaminación del suelo y del agua por el escurrimiento y lixiviado de aguas probablemente contaminadas, provenientes de los recintos con lodos,
Degradación del paisaje por turbidez del agua, presencia de máquinas y zonas en obra, ruidos molestos y pérdida de bosque y de fauna nativa,
Reducción del acceso público a la Isla y bordes costeros por presencia de sistemas de seguridad privada.
Pérdida de superficie y de producción artesanal por los recintos con barros sobre áreas de bosque, humedales y cultivos. Pérdida directa por sepultamiento y pérdida indirecta por reducción de la “oferta ambiental” del bosque por reducción de la biodiversidad.
Riesgo sanitario a los que consumen en forma directa o indirecta peces del río intoxicados por los sedimentos contaminados resuspendidos durante el dragado.

¿Quién realizó los estudios de impacto ambiental de esta obra? ¿Cuál es su opinión sobre estos?
El estudio de impacto ambiental del proyecto de dragado del Puerto La Plata, fue realizado por una consultora privada y el estudio fue realizado aparentemente por un único profesional, en este caso con un perfil de ingeniero mecánico especializado en higiene y seguridad ambiental.
Sobre este particular mi opinión es que no sólo el coordinador del estudio a priori no aparece con competencias profesionales para realizar este tipo de estudios, sino que el estudio de impacto debería haber sido integrado con especialistas que cubrieran las principales áreas de conocimiento involucradas en el análisis de impactos.
El estudio de impacto no cita ninguna fuente bibliográfica, desconociendo por ejemplo los estudios de toxicidad de los sedimentos del Río Santiago realizado por la UNLP hace algunos años (y publicados).
En el estudio no se incluye la consulta a los actores sociales directa o indirectamente afectados. Tampoco se ha realizado un relevamiento de las condiciones ambientales de base o previas a su sepultamiento con barros presuntamente contaminados.
El proceso de evaluación de impactos ambientales no ha contado con una instancia de consulta pública convocada por la autoridad de aplicación. El OPDS ha autorizado que los barros en vez de ser vertidos en aguas abiertas como estaba previsto en el proyecto original aprobado, sean vertidos en tierra firme, sin requerir una justificación ni análisis de alternativas, nuevos muestreos complementarios ni un relevamiento de las condiciones ambientales que serán afectadas en forma irreversible.
En fin, las falencias son muchas y graves, tanto del responsable del ostudio como del OPDS.

¿Qué función cumplen el monte ribereño y el humedal, para la región, desde el punto de vista ambiental?
El monte y humedales ribereños cumplen varias funciones:
- Son una reserva de biodiversidad de especies nativas, algunas de ellas con algún grado de amenaza o riesgo de extinción. Este ambiente es el ambiente natural con mayor biodiversidad de la Provincia de Buenos Aires, representando una extensión de la llamada “mata atlántica” o selva brasilera, que desciende a través de los Ríos Uruguay y Paraná, llegando hasta Berisso como extremo austral. Esto le da un valor adicional como reserva de genotipos selváticos adaptados a los climas templados y con presencia de heladas. Esto le da un valor potencial a futuro para usos medicinales, forestales u otros.
- Relacionado al punto anterior, existen un conjunto de actividades productivas de tipo artesanal, micro productores o economías de subsistencia que viven fuertemente adaptados a los ritmos y características del monte, el humedal y del río. Son productores de miel, de vino de la costa, de licores de frutas, de frutas, de mimbre, de junco, pescadores artesanales, cazadores, productores de madera, entre los más importantes. Estas actividades, además de tener un valor económico para las familias involucradas, tienen un valor como patrimonio cultural local, recuerdo de décadas pasadas donde colonos italianos entre otros, producían en forma ambientalmente sustentable, una gran cantidad de productos que abastecían a una importante parte del mercado del Gran La Plata. En la isla vivían y trabajaban miles de personas.
- Por otro lado, tiene un valor simbólico como paisaje ribereño local (en este caso protegido legalmente), el cual en muchos sectores ha sido reemplazado por otros ecosistemas o urbanizaciones. Este valor va más allá de los isleños, es de todos los argentinos y hasta de los ciudadanos del mundo. Tiene un valor simbólico o patrimonial como un área natural relictual típica de la desembocadura del Río de La Plata, con una superficie territorial reducida y en peligro.
- El bosque ribereño y humedales asociados, tienen en conjunto una calidad paisajística notable para nuestra región pampeana, incluyendo la belleza de sus plantas, flores y pájaros. Me refiero a un valor desde el punto de vista paisajístico ubicado a poca distancia de centros urbanos densamente poblados.
- El bosque ribereño también cumple una función importante en el control de la erosión costera, en el control de inundaciones y en la fijación de sedimentos y formación de suelos.
- Los humedales cumplen una función de filtrado físico y biológico de sedimentos y aguas contaminadas. Son un freno para la decantación de sedimentos y para la degradación y atenuación de aguas contaminadas provenientes del área portuaria, del polo petroquímico y/o de las áreas urbanizadas ubicadas aguas arriba (por ejemplo La Plata).

¿Hasta dónde pueden llegar, geográficamente, las consecuencias medioambientales de esta obra?
La superficie directa afectada la construcción de los recintos para lodos en tierra debe ser del orden de las 80 hectáreas. El área afectada por la dispersión de sedimentos contaminados abarca la totalidad del Río Santiago, canales interiores de las islas, Canal del Acceso al Puerto y posiblemente migre por la boca del Canal hacia el Río de La Plata, con unan “pluma de contaminación” que discurre por el borde costero de la Isla Paulino a lo largo de unos 5 a 7 km. Esto es lo que se puede observar en terreno y a través de imágenes satelitales y no puedo descartar una contaminación química más extensa.
A su vez, la migración de peces y de aves intoxicados puede ampliar esta área a decenas o centenas de kilómetros aguas arriba o abajo de las obras.

¿Está confirmada la presencia de sustancias tóxicas en los barros que se extraen con el dragado?
En el estudio de impacto se afirma que los barros no están contaminados, pero toman solamente los resultados de un muestreo realizado en una única fecha, omitiendo los resultados de los ensayos realizados por el Puerto durante 8 años consecutivos.
El estudio de impacto desconoció la existencia de estudios científicos realizados por el Centro de Investigaciones del Medio Ambiente de la UNLP, en los cuales se demuestra la presencia de sedimentos cancerígenos para el hombre, provenientes del Arroyo El Gato y su desembocadura en el Río Santiago.

¿Cuáles son esas sustancias y qué efectos provocan en la flora y la fauna de la zona?
No recuerdo exactamente las sustancias de los estudios del CIMA, pero me atrevo a decir que seguramente existan metales pesados, hidrocarburos aromáticos, agroquímicos y bifenilos policlorados.
Estos compuestos en muchos casos son muy persistentes en el ambiente durante décadas, y en algunos casos se van concentrando a lo largo de la cadena alimentaria, llegando a concentrarse en los tejidos de los peces hasta mil veces más que su concentración en el agua. Según el tipo de componente, serán las consecuencias sobre la salud de la fauna, la flora y la población que los consume en forma directa o indirecta.
Muchos de los efectos dañinos son a largo plazo, tales como el cáncer o las intoxicaciones crónicas.

¿Configuran algún peligro para la salud humana?

Los mismos que para la fauna, que recién comenté y agregándo lo ya comentado sobre el riesgo sanitario por consumir productos vegetales o animales provenientes de sectores contaminados.

¿Cómo van a afectar estos cambios la actividad de lugareños que realizan actividades turísticas como observación de aves o paseos en canoa?
Respecto a la actividad turística y de avistaje de fauna, diría que durante la fase de obra constructiva, se verán perjudicadas por la afectación de la calidad del agua y la pérdida de hábitats naturales para la fauna nativa, así como por la presencia de máquinas y por la deforestación del bosque.
Luego, durante la fase operativa, algo he comentado antes respecto a que depende del uso futuro del área y a la conformación de un plan de manejo sustentable, redactado por un comité de manejo participativo.

Marcelo Martínez

Presidente de la ONG Nuevo Ambiente
 
¿Qué es la ONG Nuevo Ambiente?
Nuevo Ambiente es una asociación civil sin fines de lucro. No se financia mediante ningún subsidio que provenga de empresas públicas o privadas que posean causas administrativas o judiciales por contaminar, tampoco por administraciones públicas que tengan un mal manejo del ambiente.

Desde su posición de ambientalista, ¿Qué significa la Isla Paulino para Berisso, Ensenada y la Plata?
La Isla Paulino, como así también la Santiago (Ensenada) representan un importante humedal que cumple funciones importantísimas para la región La Plata, y ello se debe a la importante biodiversidad que presenta, más allá del paisaje que ofrece para la comunidad. Estos sectores han sido declarados paisajes protegidos.

¿Qué impacto tienen sobre la isla las obras de ampliación del Puerto La Plata?
Un impacto negativo muy grande, ya que las obras están enterrando la vegetación de las islas y al elevar la cota de la misma pierden la propiedad de humedales ya que estos, entre sus funciones, hacen las veces de esponjas, recargan los acuíferos y retienen contaminantes. Para que técnicamente quede más claro, lo que se ha hecho es construir un gran murallón de cemento en el borde costero que produce los daños antes mencionados, además de cambiar sustancialmente el paisaje costero violando la ley de protección del mismo.

¿Cómo influyen sobre la vida de sus habitantes y las economías locales? (quinteros, viñateros, etc.)
Los perjuicios ya se están haciendo sentir con respecto a varias producciones locales como frutas, verduras, flores, etc., y en el muy corto plazo, seguramente, se profundizarán, ya que en uno de los canales que desemboca en el Río Santiago están volcando un millón de litros diarios de agua salada que es extraída de las napas de aguas subterráneas de los pozos construidos para las columnas que sostendrán la base del puerto de contenedores. Otro de los graves problemas que afectan a los isleños, es la construcción de una estación de almacenamiento de combustible en la Isla Santiago convirtiendo la zona en inflamable a pocos metros de las viviendas. El colmo de la hipocresía es la puesta en escena y victimización que intenta instalar el gobierno municipal de Berisso ante el supuesto avance de los bodegueros de Mendoza para con el vino de la costa, siendo que el mismo municipio no defiende los recursos naturales ante la desaparición del monte ribereño, producto de los vuelcos de refulado del dragado deteriorando gravemente el ecosistema. Además, el oficialismo del Concejo Deliberante se llamó a silencio sobre la violación de la Ley de Paisaje Protegido, la Ley de Bosques Nativos, la Ley Integral del Medio Ambiente y el Convenio Internacional de Defensa de las Humedades Ramsar (protección internacional de las aves acuáticas a través de proteger los humedales), ya que la pérdida del bosque ribereño, como está ocurriendo, es lo que hace peligrar la producción de vinos.

¿Cómo fueron trabajando ustedes con los asambleístas del lugar y que denuncias hicieron? 
Nos sumamos a la Asamblea Salvemos al Monte de Berisso. Se realizaron presentaciones ante el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS), ante el Consorcio del Puerto, pero nunca se atendieron los reclamos, ya que son cómplices de la empresa que está llevando adelante la obra, y ello ha demostrado la falta de ética ambiental por parte de los funcionarios provinciales. También adherimos, junto a otras organizaciones, a una presentación judicial solicitando un recurso de amparo, iniciada por la Fundación Agronegocios de Capital Federal, que a su vez trabaja conjuntamente con la Facultad de Ciencias Agrarias de la UBA, originándose una causa que está a cargo de Gladys Mabel Cardoni, jueza Civil y Comercial. Lamentablemente estos procesos son mucho más lentos que el avance de las máquinas que degradan el medio ambiente. Como sucede con este tipo de obras, se privilegia el beneficio económico de empresas y bancos multinacionales que llegan con promesas de grandes inversiones y trabajo, amparados por gobernantes y funcionarios a los cuales parece no importarles otra cosa que la futura foto de la mega obra sin tener en cuenta el daño irreparable que le hacen al ambiente y principalmente a personas con las que no tienen ningún tipo de respeto por su hábitat, costumbres y cultura de trabajo.

¿Se puede entonces hablar de “negocio del Estado vrs. desarrollo de pequeños productores de la isla?
Sí, claramente. El Estado ha mirado para otro lado o mejor dicho, ha mirado a sectores del poder económico, impopulares y facilitado con su accionar un gran negocio. En el año 2008 se denunciaron en la Legislatura Bonaerense irregularidades sobre el convenio que a pesar de todo logro su aprobación con los votos del oficialismo que respondían al Gobernador Daniel Scioli y donde los bloques opositores que votaron en contra manifestaron: Que la concesión se realizó sin haber llamado a licitación pública, no contó con el acuerdo de conformidad de la Contaduría General, la Asesoría General y el fiscal de estado quien a su vez rechazó el acuerdo firmado por la administración de Scioli. Como vemos hay un sinnúmero de irregularidades de las cuales el gobierno provincial no ha rendido cuentas, quedando de manifiesto que su accionar es claramente perjudicial a los intereses del propio Estado y por consiguiente es plenamente responsable del daño ambiental, perjudicando a toda la región y especialmente a los habitantes y productores de la Isla Paulino y la Santiago.

¿Tuvieron oportunidad de reunirse con los responsables de la empresa constructora Tec Plata SA?
Sí, nos reunimos en una audiencia con la jueza a cargo de la causa, pero fue un fracaso. Los empresarios defienden sólo sus intereses y niegan rotundamente que produzcan daño alguno. Tienen el signo peso marcado en la frente y son incapaces de tomar conciencia de lo que es un ambiente ribereño y ahí termina todo diálogo posible. Enseguida le dan play al casete que tienen puesto y dicen “De ahora en más, tendrán que hablar con nuestros abogados”.

Ugo Adam

¿Cuáles son los hechos que originan tu investigación?
El hecho que origina este problema es la imposición del gobierno nacional a hacer una terminal de contenedores, sin cumplir las leyes ambientales y confundiendo a la población, que este proyecto es el que va a terminar con el problema total de Berisso. Además, cabe aclarar que no existe forma de hacerle entender a los funcionarios que el progreso de un estado no es crecimiento demográfico y que Berisso solamente de manera indirecta va a recibir una ayuda ínfima, eso se debe a los favores económicos que los gobernantes reciben a cambio de dejarlos hacer su negocio al igual que en la década de los ‘90.

¿Cuáles los procedimientos legales para llevarla a cabo?
Medidas cautelares y amparos. sin respuesta absolutamente todos, ya que la justicia probó de manera inmediata que no se están cumpliendo con las leyes ambientales y de paisaje protegido, pero no resolviendo hasta que se terminen las obras debido a que la mayoría de los jueces  de la corte suprema y cámaras correspondiente son puestos por el gobierno que no cumple las leyes. Además hubo denuncias al defensor del pueblo de la provincia, que también al ser del mismo partido político, convierten en un caso como este la forma de gobierno en un régimen del partido que gobierna que niega otra forma de encuadrar la lectura del reclamo social.

¿Qué impedimentos gubernamentales han surgido?

El gobierno municipal con el 80% de ediles del PJ rechaza todo tipo de presentación que no sea afín al gobierno, no somos atendidos por ningún funcionario municipal y somos perseguidos políticamente, incluso hasta el absurdo de declararme persona no grata por el concejo deliberante, siendo juzgado por el mismo sin derecho a dejar constancia de los hechos ocurridos. o sea juicio político sin derecho a la defensa.

¿Cuál es el contexto de debate? Quiénes son las fuerzas de poder que han participado?
Asamblea  Salvemos el monte de Berisso abierta a toda la comunidad, partidos políticos de izquierda, CTA, ATE, y vecinos auto convocados

¿De qué manera aparecen las consecuencias negativas en el corto plazo?
La destrucción del monte ribereño es irreversible en 120 hectáreas que ya se visualizan desde cualquier satélite. Perdida de la biodiversidad, destrucción del humedal del río Santiago, perdida de cultura social del trabajo autosustentable, agrupamientos y enfrentamiento entre vecinos que aceptan las dádivas en favor del gobierno con quienes repudiamos estos actos. Daño del tejido social, descreimiento de la política a favor de grupúsculos de poder locales (siempre gobernó como un feudo un grupo de amigos del PJ)

¿Cómo ha reaccionado la población ante los hechos?
Hay una población sumisa a los dictados del partido gobernante y otra con temor de que si se hace escuchar una voz disidente sea reprimida. Un 20 % de la población aproximadamente está en contra de esta forma de cooptación política y de los privilegios de los gobernantes

¿Qué decisiones se han tomado para crear una concientización desde lo ecológico?
 Militancia intensiva desde los lugares de trabajo y de vida de relación del grupo asambleario, tratado instalar en medios gráficos locales y regionales, televisivos y la creación de una página en facebook que se llama "Salvemos al monte de Berisso".

¿Existen posibilidades de mediación entre las partes en disputa?
La meta es la destrucción del monte de Berisso a cambio de un mega  emprendimiento de mas de 2.500.000.000 millones de pesos, para que en el lugar del humedal existente haya playas de contenedores, o sea no. Aun que si se detiene en esta etapa la construcción de esta obra faraonica se podría llegar a un acuerdo. También sería importante que  el fiscal de estado y los organismos de control enjuicien a todos los que destruyeron el paisaje protegido por ley.
Berisso es un municipio cruzado por problemas ambientales gravísimos siendo todo responsabilidad del mismo grupo de poder que por ignorancia en la materia de los responsables políticos y  la sumisión a una forma verticalista de poder desde la nación  y la provincia llevan a una problemática que tal vez sea la más grave de toda la historia, en los tópicos de salud pública , espacios públicos, urbanización, planeamiento, proyectos hídricos, contaminación y destrucción de hábitat en forma irrecuperables.